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miércoles, 29 de agosto de 2007

El Cuento del Día: Rey con corazón

Lo prometido es deuda, y las deudas hay que pagarlas. En este caso es una deuda que me pone muy feliz poder pagar. Tal como anunciamos la semana pasada, Una Noticia por Día abre su sección literaria. Se trata de cuentos enviados por los lectores a unanoticiapordia@gmail.com, que serán publicados todos los martes.

El primer valiente es Leo, y acá les dejo "Rey con corazón" para que lo disfruten. Acordate, el próximo martes puede ser TU cuento el que se publique acá.

Rey con corazón

En un reino, habitaba un rey muy poco común, ya que no se comportaba como tal, sino que se sentía parte del reino. Sin embargo, era una persona honesta que quería lo mejor para los demás, una persona que en vez de atender las necesidades del reino, prefería hacer deportes con los peones o charlar con las doncellas. Este era un rey de muy buen corazón, ya que desde que asumió como tal, al morir su padre y dejarle su reinado como herencia, no aumentó los impuestos, y les dio casa y comida a los que no las tenían.A pesar de ser amado, el pueblo no estaba contento con él. Los pueblos vecinos gozaban de mayores cosechas y riquezas, ya que sus respectivos reyes se aprovechaban de la buena voluntad de su rey, pidiéndoles préstamos que nunca reclamaba.El pueblo ya no soportaba más esta situación, de que su propio rey esté siendo abusado por los demás reyes, entonces decidieron organizar una reunión secreta a costas del rey para debatir una solución para que su reino goce de mayores riquezas que los demás.

Esta reunión se llevaría a cabo a la noche siguiente, justo después de que el rey tenga su junta mensual con los reyes de los pueblos vecinos.

La junta de los reyes fue un desastre para el pueblo, como era de esperarse, los demás reyes se aprovecharon de él, pidiéndole préstamos, con la excusa de que sus reinos habían sido devastados por las lluvias, inundaciones y terremotos.

Al terminar la junta entre los reyes, el pueblo se reunió en la iglesia. A esta reunión acudió un representante de cada familia del reino, con eso quedó conformado todo el reino y también asistió una persona a la cual no se le veía la cara, ya que estaba totalmente encapuchada. Esta misteriosa persona entró al final de todos y se sentó en el rincón más alejado de la iglesia, dispuesto a escuchar todo lo que se iba a decir sin opinar. También asistieron los mismos ayudantes del rey, una vez que este último ya estuviese dormido: “¿Qué debemos hacer?”, preguntó el herrero. “Debemos de hacer algo pronto, o siempre seremos más pobres que los demás”, se le escuchó decir al panadero. “¡Debemos de cambiar la personalidad del rey haciéndolo mas duro con los demás!, dijo el asistente personal del rey. Y al pronunciarse esas palabras, se produjo un murmullo general en todos los presentes. Muchos exclamaron “¡SI!”, otros pocos estaban indiferentes, pero sólo unas 10 personas, las más pobres del reino estuvieron en contra. Durante las siguientes 2 horas se debatió en torno a si se debía actuar para cambiar la personalidad de su rey, arriesgándose a perder todo lo que tenían.
Finalmente se decidió que se iba a hablar con el rey sobre esta situación, y se iba a cambiar su actitud frente a todos para que se comporte más como un rey y menos como una persona del reino. Los pobres del reino se pusieron muy tristes con esa situación.
Al pedir la palabra uno de ellos, este se paró y pronunció: “Amigos míos, como ustedes saben yo tengo que trabajar para darle apenas de comer a mi familia, gracias al rey ahora tenemos un techo sobre nuestras cabezas para soportar los fuertes vientos y las pesadas lluvias. Ustedes también han tenido privilegios. El rey no ha aumentado nunca los impuestos, y los ha ayudado en todo lo que podía, al igual que ha compartido charlas con cada uno de ustedes, y principalmente ustedes al igual que yo, hemos vivido felices todo este tiempo. Qué importa los otros reinos, qué importa que tengan más riquezas si su rey es perverso y malvado y los habitantes tienen que pagar impuestos por todo. ¿Vale la pena condenarnos así por un capricho sin sentido que es tener más riqueza que los demás?
¿En verdad están dispuestos a sacrificar a una persona bondadosa y con un buen corazón como lo es este rey que tenemos, por uno frío y sin sentimientos? Si me preguntan a mí, yo digo que ¡no, no lo estoy!”, luego de pronunciar estas palabras, el pobre volvió a su rincón, en el fondo de la iglesia.Hubo muchas lágrimas en la mayoría de los presentes, y todos exclamaron que no iban a cambiar a su rey, que no vale la pena superar a los demás, sacrificando una buena vida sin preocupaciones. Todo el pueblo quedó conmovido por las palabras del pobre.De repente, el encapuchado que estaba sentado en el rincón más alejado de la iglesia, se levantó y pronunció con tono de exclamación y respeto: “Pueblo mío, estoy muy orgulloso de ustedes. Finalmente, después de tanto tiempo, se han juntado para solucionar las cosas entre ustedes, como un pueblo unido, sin la necesidad de su rey”. Al decir esto, esta persona se saca la capucha y devela que en realidad es su rey. Pero había algo raro en él, su postura era digna de un rey, sus movimientos eran seguros y su tono era demandante, digno de un rey. “Ese fue mi mayor objetivo desde que asumí como su líder, mi objetivo era que no dependan de mi y que resuelvan los problemas como pueblo.
Durante este tiempo fingí, con ayuda de los demás reyes, que ellos se aprovecharan de mí, para sólo así poder ver qué es lo que ustedes harían.Pero había una decisión que tomar, sacrificar a un rey con un buen corazón, para tener a un rey del cual no se aprovecharan. Sacrificar una vida de tranquilidad y goce, para reemplazarla por una vida de supuestas riquezas.
Debo confesar que al decidir ustedes sacrificar todo por arriesgarse a más, me sentí realmente decepcionado. Pero al escuchar las palabras del pobre, las verdaderas almas del reino, entraron en razón y decidieron seguir viviendo felices, tal como lo venían siendo hasta ahora. Realmente estoy orgulloso de la decisión que tomaron, y les quiero comunicar que las riquezas a los demás reinos, nunca fueron entregadas, así ustedes pudieron vivir tranquilos durante tanto tiempo.” Al finalizar, el rey saludó y se retiró a su castillo, y los habitantes del pueblo nunca más volvieron a poner en riesgo su felicidad sólo por tener celos de los demás.

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